sábado, enero 08, 2011

La Bendición de Ser mujer: Abrazando a la Diosa del SigloXXI


En esta existencia soy mujer. Y como mujer, he tenido que aprender
a vivir en una sociedad centrada en el desarrollo de los aspectos masculinos de nuestra naturaleza como seres humanos en detrimento de
los femeninos, una realidad que las mujeres de estos tiempos estamos enfrentando. Estas conductas aprendidas a lo largo de siglos
han borrado el pasado de nuestra historia femenina. Un pasado
que nos habla de que no siempre fue como lo es en la actualidad, de que
es posible crear y vivir en una sociedad más armoniosa y respetuosa,
en la que el hombre y la mujer puedan andar de la mano apreciando
y manifestando cada uno, su potencial divino en esta tierra.

Tan sólo estamos abriendo la puerta que conduce a este estado de
conciencia universal en el que entenderemos al fin que somos una
unidad dentro de la diversidad, que todos estamos interconectados
y que, por lo tanto, crear esta nueva sociedad es una responsabilidad
compartida. No podemos crecer a nivel individual sin que todo a
nuestro alrededor crezca, al igual que no podemos denigrarnos a
nosotras mismas sin que algo de nuestro entorno se denigre con
nosotras

Ahora estoy asumiendo que puedo ser una mujer que mire
hacia el pasado con una actitud de aceptación y de compromiso conmigo misma y con mi entorno y no sólo con una actitud de resentimiento e impotencia ante lo que hemos creado como humanidad

Por lo tanto, bucear atrás en la historia de la humanidad en busca de nuestras raíces, no me lleva a la negación de la otra mitad de
la humanidad, los hombres, sino al encuentro de un hilo conductor
que se perdió en el pasado y que ha de ayudarnos a recuperar el
contacto con las tradiciones iniciáticas femeninas ancestrales, que
siempre existieron y que es necesario recuperar y actualizar para restaurar el equilibrio entre lo masculino y lo femenino en nuestra sociedad.

Cuando decidí escribir este libro, se me presentó un pequeño
conflicto interno, ya que me daba cuenta de que no había desarrollado ni integrado por completo todo lo que en él comparto. ¿Qué
fuerza moral podría tener, transmitiendo aspectos que yo misma estaba
en proceso de aprender? Pero me tranquilizó pensar que, a veces, no
hace falta saberlo todo para compartir con los demás lo que vamos
descubriendo. Es prepotente pensar que alguien pueda ser portador
de la verdad absoluta. En ocasiones somos meros intermediarios del
conocimiento. Otras veces, nos dejamos impregnar de él y comenzamos a vivirlo. Hasta que, al final, acabamos transmitiendo nuestra

sabiduría, que no es otra cosa que el conocimiento aplicado a nuesLa bendición de ser mujer.indd
tra vida y llevado a la experiencia.

"La bendición de ser mujer:Abrazando a la Diosa
en el siglo xxI"

Carmen Paz