La vidriera jugueteaba con mis ojos, demandando atención inmediata...
Allí estaba el, aquel vestido rojo fuego, invitándome tomarlo..., aquel que tantas veces había estado en mis sueños...
Entre a la tienda y lo lleve...
Esperando el vil instante en que llegaras para devorarlo,
Bajaste de tu carro y me miraste, acariciando con tus ojos cada hebra de hilo de aquel vaporoso vestido..
Como princesa me tomaste de la mano, para subir lentamente las ruidosas escaleras, tras los grillos y la luz azulada de la luna..., aquel color intenso, parecía iluminar aquella divina travesía...
Aquella puerta casi se abre ante nosotros como la entrada a un palacio real...
Lanzaste la puerta con severidad, anticipándote a aquel juego de roles, que se avecinaba
No mediaste palabras, pero se entrecruzaban como lianas tus ganas y las mías,...
Me aleje dulcemente y camine como una gata hasta el refrigerador...la luz amarilla ilumino mis ojos hambrientos y sonrientes, para luego desaparecer...
Tome el vaso temblando, y el sonido del hielo chocando con el vidrio fue como el sonido del Blues para mis oídos..., te ofrecí un trago del mismo color ardiente de mi vestido...
y...sin pronunciar una palabra tomaste un trago de aquel liquido ondulante...y me miraste...
una y otra vez observaste mi vestido rojo...
con delirio, y con tristeza por darle una respetuosa despedida...
Aquella pieza roja se derramo como sangre placidamente sobre el piso...
No podía creer que el ritual exquisito de despojarme de aquel objeto de mi deseo estaba consumado...
Aquella furia con la que arrancaste la prenda había sido el Everest imaginario, que tantas noches yo había escalado...
Estaba en la cima, estaba despojada, sumisa, quieta , indefensa, y frágil...
temblorosa y sin una gota de cordura...
Aquel instante indigno, se convirtió en el altar de mis deseos, y mis lunas ocultas...
Así como el cielo se había enrojecido esa tarde para morir...y había caído la noche sin piedad...
Aquel vestido rojo yacía inerte, en el recuerdo de una piel que albergo el mas intenso deseo por haber sido arrebatado, aquel sentimiento orgasmico de unión y desunión había sido completado.
Sentí que así como la tarde rojiza y ardiente aparece y desaparece, cayó la noche en mis sueños , cayó la noche en tus ganas...
Un sorbo de vino amargo aderezo mi descanzo...
Aquel vestido rojo durmió toda la noche solo, mientras yo dormí en tus brazos.